lunes, 18 de junio de 2012

Beatriz Bustos Rinaudo - Poemas

ÚNICA TESTIGO

Los días hilvanas. Enhebran quillas de plata
en el horizonte de la sangre.
Lánguidas se desplazan las otoñales barcas.
El tiempo estrena su traje macilento
y uno no sabe si no es cobardía
esta quietud reinante,
o será el desierto donde la memoria
madurando a golpes, imprime la palabra.

Es este día distinto de otros días.
Puedo verme y reflejarme
en el mismo espejo que he creado.
Por momentos no sé si soy yo,
o soy la tarde que se quiebra
en mis ojos por mi descuido,
o por fugarme asombrada  tras el delirante sol
hacia otros temporales.

Yo, he masticado sombras y roto la dentera.
He enajenado la mirada a otras riberas preguntándome,
 por qué se obstina la arena
 en complacer a todas las corrientes.




CUANDO PASES

Déjame ir contigo, Padre Jesús Nazareno
en esta penitente noche y su silencio.
Soy un mendigo que espera a las puertas de tu templo,
sólo tengo para darte, los jirones que de mí han hecho
los pecados de la carne, el egoísmo y el miedo.

Cuando salgas y me veas entre aquellos
que te honran con su vida, ¡no me desprecies te ruego!
Déjame ser ahora, quien te acompañe un momento,
porque no he olvidado que por comprarme la Vida
te dejaste escarnecer entre burla y menosprecio.
                                                           
Perdóname sí el  día  de tu generosa  entrega,
siete puñales clavé al corazón de tu Madre,
yo no sabía que ella me  amaba a través
de tus heridas. Insensible no comprendí
que en perfecto sacrificio te donaste por mi vida.
                
Ya sé que no merezco ni siquiera Nombrarte,
pero hoy quiero rogarte... ¡no me ignores cuando pases!
Entre la gente me hallo dejando a tus pies mis lágrimas,
como si fueran lirios de mis ojos arrancados.
Sé que es pequeña mi ofrenda ante tu reparador acto,
(así somos algunos seres: piedra y tiento, ego y barro).

No me olvides,  ¡por favor¡ haz en mi  nuevo milagro,
que en tu santa mirada el perdón sacie mi hambre
y el agua de tu costado lave todas mis heridas.
¡Viste mi desnudez con la gloria de tus espinas!

Cuando salgas del templo Padre Jesús Nazareno
déjame ir contigo como uno más de tu pueblo,
pues ya no puedo esconder  esta necesidad
de volver hasta tus pies, como lo hacía hace tiempo.

Cuando salgas, verás que entre el gentío  te busco
y cuando tus ojos me encuentren, perfúmame
el corazón con uno de tus claveles...
Yo dejaré a tus pies como  incienso mi vida.


Primer Premio del VIII Certamen de Poesía "Nuestro Padre Jesús Nazarenode Alhaurín el Grande(Málaga /España)



APARIENCIAS

EL ave de oro, 
con su  pico de cristal 
bosqueja la caza 
del rostro de la que soy 
y de la cual no puedo fugarme.
 Me incita  con sus alas en desangre, 
a salir del refugio
e ir  al encuentro de su esplendor, 
desamarrada 
                   mi piel de las pasiones. 
 Acecha. 
Se agazapa  en las cornisas 
                  de mis ojos y juega 
a descifrar el acertijo de las lágrimas.
Lágrimas que jamás se desbordan,
que respetan la orilla,
que limitan,
que prefieren anegarse,
que jamás se animan a besar la playa.
Lágrimas que no cesan de libarme,
y es fallido mi intento de sobornarlas  
con brasas de su propia hoguera.
De memoria conocen las máscaras 
y dónde el cubil del lenguaje que destierra. 

Aguardar en secreto, 
               hasta que mi silencio escriba 
sobre un pentagrama de pájaros
las horas auténticas,
para dejarme ir (yo misma)  
sin despedirme, 
de la que soy en el espejo.

Es la mujer del espejo  
              -la inhabitada-  
la que se niega a creer,
que hay momentos
que jamás regresan.




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viernes, 15 de junio de 2012

Rafaél Roldán Auzqui - Carta a mí mismo



Hola, Rafael: tengo unos consejos para brindarte hoy; ellos seguramente te ayudarán a conquistar la vida que hay detrás de la vida.
Abandónate a la Voluntad Divina, especialmente en aquello que excede tus propias fuerzas. En este punto recuerda las palabras de Gurudev: "Lo que se resiste, persiste". Mientras tu entrega sea completa, descansa en esa Fuerza que trasciende las pequeñas voluntades de los hombres.
No te alejes nunca de tu Maestro, hasta que hayas aprendido todas las lecciones que sólo Él tiene para darte. Así alcanzarás tu Maestría interior, transformando en luz todo a tu paso. Sus instrumentos son impredecibles. Su aula, el mundo entero.
Siéntete verdaderamente útil, sabiendo que servir a los demás, con conciencia y desinterés, es -en definitiva- autoservicio: no hay otro allí afuera, sólo compartes con otra parte de ti mismo lo que le pertenece a ambos.
Ama y sé feliz amando. Tu destino es amar de verdad: a eso has venido a la Tierra. A amar sin apegos, sin dudas, sin especulaciones, sin condicionamientos. Quien ama de verdad es el único que puede considerarse libre. Libre es quien puede hablar a la Divinidad en todos y en todo. Cuando alcanzas esa libertad, no sólo eres amado sino que eres el Amor.